En todas estas áreas, nuestras necesidades son cambiantes y el desarrollo de infraestructura para satisfacer estas necesidades genera un impacto medioambiental. Se tala la vegetación, se utiliza más hormigón, aumenta el transporte y los servicios digitales incrementan las emisiones de gases de efecto invernadero.
No obstante, existe una manera diferente. La infraestructura puede satisfacer nuestras necesidades sociales futuras, desde aviones de despegue vertical hasta vehículos eléctricos y sin conductor, pasando por construcciones sostenibles y smart cities, al tiempo que también apoya un estilo de vida sostenible y cumple con requisitos económicos, sociales y regulatorios.