Con el creciente protagonismo de BIM, uno de los principales desafíos para muchas organizaciones —incluida LPC— ha sido no conocer la vía más eficaz para cumplir con los requisitos del BIM.
En el sector de la construcción, cada vez más organizaciones incorporan software que facilita la implantación de procesos BIM, con el objetivo de mejorar la eficiencia y reforzar la colaboración. Sin embargo, muchas empresas —incluidos algunos proveedores de software— tienen que demostrar la auténtica capacidad BIM de sus productos, un fenómeno conocido como ''BIM wash''.
Una forma eficaz de contrarrestar esto es mediante la evaluación y certificación independientes de terceros de confianza. Esa fue la vía que decidió tomar LPC, que pasó a formar parte de un proceso piloto de BSI para la certificación del nuevo Kitemark.