El océano desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la vida en la Tierra, ya que proporciona hábitats para el 94 % de toda la fauna del planeta, absorbe dióxido de carbono, produce entre el 50 % y el 80 % del oxígeno que respiramos, redistribuyendo el calor y proporcionando recursos alimentarios a personas de todo el mundo. El océano también es fundamental para la economía mundial. Se calcula que la "economía azul", término que describe las actividades económicas sostenibles relacionadas con los océanos, los mares y las zonas costeras, tiene un valor de más de 1,5 billones de USD al año y proporciona 30 millones de puestos de trabajo en todo el mundo.
A pesar de su evidente importancia para las personas, el planeta y la sociedad, diversas actividades humanas, sobre todo el cambio climático y la contaminación, ponen al océano bajo presión. Sin embargo, podemos adoptar numerosas medidas para proteger la salud de los océanos y acelerar el avance hacia un mundo sostenible. Eso incluye a organizaciones que quizá no se vean a sí mismas dentro del estandarte de la economía azul; la realidad es que aún tienen amplias oportunidades de acelerar el progreso hacia un medio marino sostenible.
Reducir las emisiones de CO2
El océano está en la atmósfera y ayuda a regular las temperaturas globales. Al absorber alrededor del 25 % de todas las emisiones de CO2, el océano es uno de los mayores "sumideros de carbono" del mundo. Sin embargo, al hacerlo, la temperatura del océano aumenta, lo que provoca la subida del nivel del mar, tormentas más intensas, disminución de las pesquerías y pérdida de hielo marino y glaciares. La contaminación por carbono también acidifica nuestro océano, lo que provoca la pérdida de oxígeno, cambios en la circulación oceánica y perturba la vida marina. Aunque el océano absorbe CO2 de forma muy eficaz, existen oportunidades para reducir la cantidad de CO2 que entra en la atmósfera.
Al reducir las emisiones de CO2 y trabajar para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, conforme al Acuerdo de París sobre el clima, las organizaciones pueden limitar su impacto en el cambio climático y reducir la presión sobre el océano. Las Directrices de Cero Emisiones Netas de ISO ofrecen a los gobiernos, los responsables políticos y las organizaciones una guía práctica para estrategias climáticas sólidas para una comprensión clara del camino a recorrer para lograr las cero emisiones netas. También hemos compartido nuestras propias prácticas y lecciones aprendidas sobre la reducción de carbono en el galardonado documento "Nuestro trayecto hacia el Net Zero". Con datos de calidad, compromiso transversal en la organización y responsabilidad compartida, y mediante el uso de herramientas fiables y validación, una organización puede reducir sus emisiones, lograr cero emisiones netas y generar un cambio positivo.
Reducir los residuos plásticos
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente afirma que cada año entre 19 y 23 millones de toneladas de residuos plásticos entran en nuestros ecosistemas acuáticos, contaminando lagos, ríos y océanos, y actualmente la contaminación por plásticos representa el 85 % de toda la basura marina. Se estima que, para 2050, la cantidad de plásticos superará a la cantidad de peces en nuestros océanos.
La contaminación por plásticos en nuestros océanos perjudica a la fauna marina a través de lesiones, transporte de especies invasoras, amenaza los ecosistemas marinos y altera la biodiversidad y la red trófica. Por lo general, este plástico tarda entre 500 y 1.000 años en degradarse y se convierte en microplásticos que se introducen en nuestros sistemas alimentarios y se convierten en un peligro para la salud, tanto para la vida marina como para la sociedad. BSI colabora en el desarrollo de normas para abordar la presencia de microplásticos en el agua, como los Principios para el Análisis de Microplásticos Presentes en el Medio Ambiente (BS EN ISO 24187:2023).
Existe la oportunidad de que los gobiernos, las organizaciones y las personas colaboren para actuar contra la contaminación por plásticos y proteger el medio ambiente y, en particular, nuestros océanos. Entre las medidas que pueden adoptar las organizaciones se incluyen la determinación de su huella plástica, la participación de sus empleados, la adopción de una mentalidad de economía circular y la colaboración con las cadenas de suministro.
Participar en campañas globales y unirse a iniciativas voluntarias
Mediante su participación en campañas globales como el Día Mundial de los Océanos, las organizaciones pueden lograr la participación de sus empleados y sensibilizar a sus grupos de interés sobre la necesidad de proteger nuestros océanos. Colaborar con organizaciones como The Ocean Cleanup, y la Big Blue Cleanup también ofrece oportunidades para que las organizaciones impulsen un cambio positivo. Equipos o empresas enteras pueden contribuir mediante recaudación de fondos, patrocinio, investigación, intercambio de conocimientos y participación en actividades de voluntariado.
A fin de conocer las soluciones disponibles para combatir la contaminación por plástico, las organizaciones pueden sumarse a iniciativas voluntarias. Estas iniciativas les ayudan a asumir compromisos, actuar y colaborar con ONG, gobiernos y otras organizaciones para acelerar el progreso. Iniciativas como el Pacto del Plástico del Reino Unido, Europa e India, Plastic Free Communities, Plastic Bank, el Tratado Global sobre Plásticos y la certificación Operation Clean Sweep (OCS), que pronto estará disponible a través de BSI, son ejemplos de iniciativas que ofrecen herramientas y orientación para combatir la contaminación por plástico, conectando organizaciones para compartir conocimientos y promover el cambio.
Tanto si las organizaciones operan directamente en la economía azul como si no lo hacen, la salud de los océanos es de vital importancia. Mediante la adopción de medidas positivas y la colaboración con iniciativas globales, las organizaciones pueden proteger directa e indirectamente nuestros océanos para garantizar un futuro sostenible.